Cuello tecnológico (tech neck): cómo reconocerlo y qué hacer en 7 minutos al día

Cada vez pasamos más tiempo mirando pantallas y, casi sin darnos cuenta, adelantamos la cabeza y redondeamos la espalda. Ese gesto sostenido puede generar tensión en la nuca, trapecios y hombros, rigidez cervical y, a veces, dolor de cabeza. La buena noticia: con pequeños ajustes de hábitos y un plan exprés diario puedes notar mejoría en pocas semanas.

¿Cómo saber si te está afectando?

  • Sientes rigidez o tirantez al girar la cabeza, sobre todo al final del día.
  • Notas los hombros “encogidos” o dolor entre las escápulas.
  • Te descubres mirando el móvil con la barbilla hacia el pecho.
  • Dolores de cabeza que mejoran cuando te mueves o estiras suavemente.

Ajusta tu entorno (2 minutos)

  • Pantalla a la altura de los ojos. Si usas portátil, elévalo y utiliza teclado/ratón externo.
  • Apoya los antebrazos. Evita teclear con hombros elevados.
  • Móvil a la altura de la mirada. Sube el teléfono, no bajes el cuello.
  • Pausas programadas. Un recordatorio cada 45–60 minutos para moverte 1 minuto.
     

Rutina diaria de 7 minutos

La clave de la movilidad es la suavidad. Realiza los movimientos dentro del rango sin dolor. No debe doler. Si fuerzas, solo irritarás la zona y estarás peor al día siguiente. Funciona cuando se hace suave y de forma habitual (por ejemplo, de lunes a viernes).

1) Movilidad cervical controlada (4 min)

  • Flexión–extensión de cuello: di “” con la cabeza, 7 repeticiones.
  • Rotaciones: di “no” con la cabeza, 7 repeticiones por lado.
  • Inclinaciones laterales: manteniendo la nariz hacia adelante, acerca la oreja al hombro del mismo lado. Alterna lados, 7 repeticiones por lado.

2) Fortalecimiento suave (3 min)

  • Retraer escápulas: sentado, manos en los muslos y postura cómoda. Junta suavemente los omóplatos sin elevar hombros, como si quisieras sujetar un lápiz entre ellos; mantén 2 segundos y vuelve lento. 1–2 series de 8 repeticiones.
     

Señales de alerta

  • Hormigueo persistente en brazo/mano, pérdida de fuerza, dolor que no mejora con reposo relativo o que interrumpe el sueño. En estos casos, conviene valoración profesional.
     

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Valoramos tu patrón de movimiento, tejidos sensibles y hábitos de carga. Combinamos terapia manual, ejercicio terapéutico progresivo y educación postural para que seas autónomo/a en el control de los síntomas.

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